Os proponemos este artículo para aquellas personas que estéis preparando desde nivel " 0 " el Camino de Santiago. Es decir que no sabéis ni por dónde empezar.... Y no pasa nada !! Todos hemos pasado por esa fase de incertidumbre y dudas la primera vez.
Lo mejor es leer e informarse en páginas web serias, grupos de Facebook, guías especializadas; vamos a resumir las ideas generales para orientarte.
Elegir la Ruta : Hay muchos Caminos pero para iniciarse lo mejor es escoger el Camino Francés o el Camino Portugués. Por su gran cantidad de servicios, alojamientos, tiendas, hostelería etc harán que tu viaje sea más cómodo.
¿Dónde empiezo? ¿Cómo llego?: Si vas caminando necesitarás recorrer al menos 100 kms para conseguir La Compostela; en bicicleta serán como mínimo 200 kms. Acomoda tu punto de partida a los días de los que dispones. Planteate etapas razonables y si es posible no vayas con el tiempo justo, tener un día de más es un buen plan por si surge algún imprevisto.
Es importante planear bien tu viaje hasta el punto de inicio y tu medio de regreso una vez que hayas llegado a Santiago de Compostela. Sobre todo si viajas con tu bicicleta tendrás que enviarla al hotel o albergue donde te quedarás la primera noche. También puedes llevarla hasta el punto de inicio en autobús o tren, en ese caso consulta las condiciones de embalaje que te exigirán en cada medio de transporte. En caso de que optes por la opción de alquilar la bicicleta ya no tendrás que preocuparte, pues la empresa se encargará de enviártela al punto de inicio y al llegar a Santiago te facilitará un punto dónde entregarla.
¿Cómo es eso de los sellos y la Credencial? ¿Cómo funcionan los albergues? : En cuanto a la Credencial y su funcionamiento te aconsejamos que vayas al siguiente enlace dónde lo explicamos con detalle La Credencial y La Compostela . Cuando haces el Camino puedes alojarte en hoteles, pensiones y albergues. Los Albergues son para uso exclusivo de los peregrinos y deberás presentar tu credencial para poder acceder a ellos.
Los albergues públicos pertenecen a alguna administración o organización religiosa, su precio es muy asequible entre 5 y 8 euros (en algunos la voluntad) . Por eso son los más demandados y las plazas se ocupan por orden de llegada, dando siempre preferencia a los peregrinos que viaja a pie frente a los que lo hacen en bicicleta.
Los albergues privados pueden cobrar entre 10 y 15 euros dependiendo de la época del año. Todos los albergues cuentan con duchas, camas en salas comunes, y cocina. Es muy habitual que te encuentres provisiones (pasta, aceite, café etc) que han dejado los peregrinos del día anterior. Y también que acabes compartiendo mesa con gente de por lo menos cuatro o cinco nacionalidades; de hecho es frecuente que los peregrinos se reúnan a la hora de la cena y compartan su comida. En las zonas comunes se interactúa con otros peregrinos y se intercambian experiencias y nacen grandes amistades. También es frecuente que vuelvas a coincidir con estos peregrinos en la ruta o en el siguiente albergue.
Es muy importante destacar que un albergue no es un hotel, si no que es un servicio que se pone a disposición del peregrino y que este debe ir con mentalidad de agradecer y no de exigir. Tratemos con respeto a los hospitaleros y a los demás peregrinos. Si vas a madrugar procura no despertar a todo el mundo con tu alarma y evita llevar bolsas de plástico en tu equipaje cuya manipulación puede molestar a los demás. Es una buena idea llevar tapones de silicona, siempre puede haber un vecino roncador que te de la noche... Si te lo puedes permitir, el alternar una noche de habitación individual en hotel o pensión por cada dos de albergue viene muy bien para descansar mejor.
Alimentación: Como el gasto energético será mas elevado mientras haces el Camino que en tu vida normal, puedes olvidarte de la dieta... aprovecha para probar la gastronomía típica de los lugares que visites. Es importante durante el desarrollo de las etapas estar bien hidratado y comer periódicamente. Frutos secos, plátanos o barritas energéticas te ayudarán a mantener las energías durante las etapas más largas.
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